El gran problema que se presenta para la

organización desde el punto de vista racional

es que las personas no son muy racionales

EN BUSCA DE LA EXCELENCIA.

Th.J.Peters & R.H.Waterman (Jr)

 

PEATONES

Ing. Héctor F. Bruno

Parte I

INTRODUCCION

El conjunto que sigue de descripciones y proposiciones se funda en la experiencia propia sobre los casos que observamos en la comunidad en la que habitamos, del análisis profesional de casos que se dilucidan en los Estrados de la Justicia así como de la información extraída de numerosos autores, Instituciones y organismos, que han analizado este tema en detalle.

Trataremos, en varias entregas, distintos aspectos del tema central.

En la presente nota analizaremos la ubicación conceptual del peatón y posteriormente se incluirán datos Estadísticos, aspectos de la colisión vehiculo-peaton, las medidas y recursos de que disponemos para hacer mas seguro el transito peatonal y algunos criterios básicos a tener en cuenta para la información del peatón.

Seguramente encontraremos puntos de coincidencia con el lector, que ayudaran a compartir de manera mas precisa el complejo problema de los accidentes que lo que están involucrados los peatones.

PONGAMOS AL PEATON EN SU LUGAR.

Incursionar en el tema del peatón, tratándolo con la profundidad y diversidad de enfoques que se requieren, nos sacaría rápidamente del contexto de la Ingeniería y entraríamos en aspectos filosóficos y jurídicos, lo que no es propósito ni tema de esta Sección.

Pero, aproximándonos al tema, debemos decir que tiende a confundirse al ser humano en condición de persona que transita, pasea o se traslada de un lugar a otro utilizando sus piernas como medio de locomoción, con esa misma persona en su condición de usuario de calzadas o lugares donde circulan vehículos.

Nuestro idioma es rico en vocablos para identificar a la persona que se desplaza caminando. Lo podemos llamar peatón, caminante, paseante, transeúnte, viandante, etcétera. Y seguramente habrá quedado en el camino algún otro término.

En los casos de accidentes de tránsito, la literatura técnica, las estadísticas y la costumbre denominan peatones a las personas que resultan ser víctimas en tales sucesos. El vocablo Peatón es en realidad un galicismo que proviene del francés Piéton, soldado de a pie.

Resulta más riguroso definir al Peatón como el caminante que ocupa una posición en la calzada o en área de circulación de vehículos, convirtiéndose, por ese solo hecho, en un componente del tránsito, dotado de atributos mecánicos tales como velocidad, capacidad de maniobra y resistencia estructural y, por encima de todo ello, la misma capacidad de comprensión y el mismo sentido de responsabilidad que exigimos al conductor al mando de su vehículo.

Mantendremos, pues, el uso del vocablo peatón equivalente al vocablo ingles "pedestrian". para identificar a toda persona que circula por calzadas o áreas utilizadas para el tránsito de vehículos

No llamaremos peatón a quien camina sobre la vereda o en los senderos de un parque donde no circulan vehículos o se encamina a tomar el sol en el borde de la pileta de natación de su residencia, dejando para estos personajes los vocablos que hemos visto mas arriba, mas adecuados para identificarlo.

Esta perspectiva no es patrimonio del autor. Aunque no lo manifiesten de manera explícita, Organismos oficiales responsables del cuidado de la Seguridad Vial, así como expertos en el tema, la dejan traslucir en sus trabajos e informes, aun cuando no identifiquen con todas las letras los vocablos que mejor se ajusten para identificar a todas las personas que se desplacen de a pie en distintos escenarios.

Esta aparentemente deshumanizada visión, no es tal, como veremos mas adelante, al referirnos a los espacios de desplazamientos de los peatones y las bases conceptuales de una campaña educativa, que debe iniciarse en la infancia.

El transeúnte tiene la exclusividad o monopolio de la vereda, por la cual circula naturalmente, compartiéndola con otros de su misma clase que circulan a la misma velocidad, que poseen igual estructura resistente y comparten los riesgos propios de ese espacio. La clásica vereda, acordonada, elevada y embaldosada de los centros urbanos fue diseñada y construida para él.

Usar la calzada significan compartirla con toda clase de vehículos de gran porte, veloces, con los cuales el peatón no está en condiciones de competir ni en velocidad de desplazamiento ni en rapidez de maniobra y mucho menos en resistencia mecánica,

En el momento en que va a descender del cordón debe ser consciente que se introduce en un medio totalmente adverso y hostil hacia sus posibilidades y en el cual representa el usuario más débil y lento de todos los que circulan por ella.

¿COMPARTIR O SEPARAR?

La calzada moderna esta diseñada para la circulación de vehículos automotores. El tratamiento de su superficie y su señalización vertical y horizontal así lo demuestran. Nuevas necesidades de transporte de bienes y servicios y el avasallamiento por el vehículo automotor moderno le han quitado a las personas el lugar que acostumbraban a usar, allá lejos en el tiempo, con riesgos muy inferiores. Por esa misma razón, debería estar vedada o fuertemente limitada para la circulación de peatones.

Sin entrar en detalle, seguramente coincidiremos en que el actual uso compartido de las calles y caminos se ha producido como consecuencia de una descontrolada acumulación de distintos tipos de usuarios, incluyendo vehículos cada vez más veloces y pesados.

No significa que aboguemos por la construcción de calzadas distintas para cada categoría de usuario, pero no está muy alejado de la verdad señalar que, lenta pero firmemente, se impone la noción de separar, al menos, a los más débiles. El aumento y perfeccionamiento de las distintas sendas destinadas a peatones y ciclistas así parece indicarlo. Por supuesto, el panorama se ajusta a la diversidad de situaciones, recursos y criterios de las distintas Administraciones.

Las muertes y lesiones de peatones en accidentes de tránsito son una consecuencia de un mal sistema de planeamiento, que consiste en construir calles seguras para automóviles, en lugar de hacer comunidades seguras para las gentes. En rigor de verdad, existe una probabilidad 1.6 veces mayor de ser muerto por un auto que la de ser baleado por un extraño con un arma.

La antigua callejuela de la Edad Media, estrecha, con desniveles escalonados, apta para la circulación de personas o pequeños vehículos de tracción a sangre, se fue transformando paulatinamente en la calle urbana de las ciudades modernas. Los caminos de tierra o las calzadas adoquinadas del Imperio Romano pasaron a ser las modernas autovías y autopistas. La adaptación constante de las calzadas a los vehículos que se modernizaban y a las nuevas modalidades de transporte que nacían, nos trajeron hasta el día de hoy.

La congestión del tránsito estuvo presente desde la antigua Roma. La razón principal, aun hoy vigente, fue el imperfecto planeamiento urbano de las ciudades del Imperio Ya en el siglo I a.C. el Emperador Julio Cesar debió prohibir el transito de vehículos durante el día.

Alrededor del 1500, en procura de solucionar el denso y desordenado transito de las ciudades italianas, Leonardo da Vinci propuso separar las vías de vehículos y peatones, con carriles a distinto nivel. Sin embargo, excepto por el ferrocarril, muy pocas vías separadas se construyeron antes del siglo XX.

Hacia el siglo XVII, la congestión del transito en las ciudades europeas era tan notable, que fue necesario prohibir el estacionamiento en ciertos lugares y establecer calles de una sola mano. La aparición de los automóviles, cuyo numero y velocidad aumentaban constantemente, creó una nueva situación que se convirtió en uno de los problemas típicos de la sociedad industrial urbanizada del Siglo XX.

Al peatón, como uno más de los usuarios de la calzada, se le asigna una calle en la calle, denominada "Senda Peatonal", que tiene la expresa obligación de utilizar. Su diseño, además, le indica que debe cruzar de una vereda a la otra siguiendo el camino que le ha sido asignado.

Circulando sobre la senda peatonal estará mejor protegido por la Ley y considerado por la Compañía de Seguros.

LA LEY Y EL ORDEN

La mayoría de los conductores están familiarizados con el significado de los numerosos signos o señales seguridad que ven a diario en el camino.

Es necesario que los peatones alcancen el mismo grado de familiaridad y sean instruidos y educados sobre la manera de comportarse en el momento en que deciden ingresar en la calzada y cuando se desplazan en ella.

Debemos ser conscientes que ninguna señal en el pavimento u otros símbolos y marcas, instaladas para ordenar el movimiento del trafico, u otras señales de seguridad, podrá proteger a un peatón que no pone atención en ellas. Una gran cantidad de Peatones parecen ignorarlas. Estos signos no han sido instalados o dibujados para "algún otro" que en ese momento esta conduciendo un automóvil, sino que se aplican a todo el mundo

Todo lo que hemos reseñado hace que deba asignarse al peatón un rol diferente a aquel en el cual se lo ubicado hasta este momento, porque, cuando comparte la calzada, esta obligado a respetar ciertas reglas del juego que hagan que sus desplazamientos sean seguros para sí y para los demás. Insistimos que la presente es una visión mecánica, ajena a todo significado jurídico.

Si lo redefinimos como se propone en esta nota, se aclaran atributos, deberes, derechos y condiciones que cabe se asignen al peatón, tales como algunas de las que siguen:

Las que anteceden son solo una mínima parte de las recomendaciones que hacen a la seguridad del peatón, parte de las cuales veremos en una futura entrega.

En una calle urbana de denso tránsito, la visión del conductor se dispersa en la atención de los numerosos riesgos que devienen del movimiento de vehículos y personas.. Tratándolo estrictamente, debemos reconocer que al conductor no le cabe otra responsabilidad que estar atento a los desplazamientos de los vehículos que circulan a su alrededor y los peatones que utilizan el cruce marcado, siendo ajeno a su obligación el controlar los accesos indebidos e imprevistos de los peatones en el medio de la cuadra. Uno de ellos es bajar sorpresivamente a la calzada, generalmente entre filas de autos, típica en los niños, creando una condición de sumo riesgo para el que el conductor del automóvil no está preparado y no tiene tiempo suficiente para reaccionar.

Logrando que los peatones se comporten correctamente sobre la calzada, es posible mejorar las condiciones del transito en especial en calles urbanas de gran actividad, trasladando los hechos a un punto más racional y entendible.

Esta hoja seria incompleta si no dejamos constancia que solo se ha considerado un sector muy limitado de la diversidad de casos en los que peatones sufren fatalidades o lesiones. Cientos de países, miles de ciudades, Leyes y Reglamentaciones, miles también de Organismos y funcionarios abocados a la tarea de legislar, reglamentar, controlar y penalizar no pueden ser contenidos ni descriptos en el modesto continente de dos o tres páginas de un Sitio en Internet.

Una significativa cantidad, quizá millones, de cruces no tiene demarcados los cruces peatonales. Existen innumerables casos de calles suburbanas no pavimentadas, donde las personas cruzan de una vereda a la otra o transitan sobre la calzada, porque en muchas de ellas no existen veredas.

La presente es, por lo tanto, una aproximación, quizá más de concepto que de aplicación práctica, aplicable a los casos en los que el Sistema de Tránsito esta legislado y reglamentado y lugares en los que puede ser controlado

No es propósito de la nota , asimismo, cargar las tintas sobre el peatón, pero sí repartir deberes y derechos en un contexto equilibrado y leal.

 

BIBLIOGRAFIA

GLOSARIO

Galicismo: Vocablo que procede de una raíz francesa. También, giro propio de la lengua francesa.

Reflectante: Que refleja