El primer cuidao del hombre
Es defender el pellejo.
Lleváte de mi consejo,
Fijáte bien en lo que hablo;
El diablo sabe por diablo,
Pero más sabe por viejo.

MARTIN FIERRO
José Hernández

EL PEATÓN – PARTE II

Ing. Héctor F. Bruno

Prevención y Educación

Ya hemos definido al peatón en la nota primera. Avanzando algo más en su identificación, digamos que se trata de un USUARIO OCASIONAL de la calzada, que sólo utiliza o debería utilizar para desplazarse de una vereda a otra por la senda peatonal.

Es posible lograr significativas reducciones en las tasas de fatalidades y lesiones ocasionadas por accidentes de tránsito, tomando medidas dirigidas a brindar mayor seguridad a ciclistas y peatones. Adicionalmente, constituyen las maneras más efectivas para disminuir los costos de la seguridad vial.

En materia de seguridad y transporte tendemos a pensar solamente en las grandes estructuras viales, autovías y autopistas. No hay dudas que programas de esta naturaleza hacen a los grandes desplazamientos de personas y cargas.

Es muy frecuente que las calles y caminos urbanos y suburbanos se construyan sin tener en cuenta en absoluto la vida comunitaria, poniendo atención solamente en la rapidez y facilidad del desplazamiento de los vehículos.

Una nueva escuela de pensamiento en materia de ingeniería de tránsito se está desarrollando dirigida a resolver dicho desbalance y diseñando el espacio de la calle teniendo en cuenta todos los usuarios potenciales. Las estrategias de calma del tránsito usan ambos criterios, diseño de la infraestructura y regulación del tránsito para reducir la velocidad de los vehículos en los lugares en que la comunidad requiere de espacios para caminar o desplazarse en bicicleta.

Veremos en esta segunda nota alguna propuestas de medidas destinadas a mejorar la seguridad de los peatones y transeúntes.

Previamente, formularemos algunas premisas que nos permitirán ser más certeros en la proposición de las medidas que hacen a un programa mínimo. Destacaremos las siguientes:

  1. La circulación por la calzada es patrimonio de los vehículos. El peatón se encuentra en infracción cuando se desplaza por sectores de la calzada no habilitados para ello.
  2. A los peatones les corresponde prioridad de paso en todas las intersecciones y cruces peatonales
  3. Debemos esforzarnos para disminuir paulatinamente el avasallamiento a que son sometidos los miembros de las comunidades por el transito vehicular.
  4. En el caso de los niños resaltaremos su limitada visión de lo que ocurre sobre la calzada, su incompleta comprensión de las variadas situaciones de riesgo de transito así como su escasa o nula experiencia en su manejo.
  5. El mayor riesgo de accidente en los niños se presenta al comenzar y terminar el año escolar, cuando mayor es su presencia en las calles.
  6. Es de importancia decisiva que los padres se constituyan en un ejemplo para sus niños
  7. Las medidas de señalización peatonal y reducción de velocidad sectorial son las que menos le cuestan al erario publico.
  8. La ciudad ha sido hecha para vivirla de modo saludable y cómodo y debe facilitar las vivencias de sus habitantes. Son negativas todas las medidas que vayan en desmedro de la calidad de vida.

El espectro de edades de la población sujeta a riesgo de sufrir accidentes en calidad de peatones contiene algunos componentes que merecen, en particular, una especial atención. Ellos son:

Todo lo expuesto nos sirve de base para exponer algunas medidas de prevención de accidentes de peatones. Las encuadraremos dentro de escenarios diferenciados:

  1. Provisión de espacios seguros para desplazamientos y moderación de velocidad del tránsito (Traffic calming)
  2. Señalización Prevención y Control
  3. Educación.

Provisión de espacios seguros para desplazamientos y moderación de velocidad del tránsito (Traffic calming)

Existe una fuerte tendencia en los países centrales para proteger al peatón y ciclistas otorgándole sectores exclusivos de la calzada y facilitando los cruces en desnivel, que se reconocen universalmente como los componentes más idóneos a ser utilizados con esta finalidad en el tránsito convencional

Numerosas ciudades en países centrales asignan recursos en proporciones crecientes a la provisión de veredas amplias al costado de las calzadas y la incorporación de reductores de velocidad (traffic calming)

Este ultimo recurso se ha reconocido como de gran utilidad cuando se desea disminuir velocidades en zonas residenciales o lugares que las autoridades locales consideran que deben ponerse a salvo de las velocidades excesivas, tales como áreas o sectores con valor histórico, arquitectónico, turístico o paisajístico.

Se admite que, disminuyendo en un 5% las velocidades máximas permitidas puede reducirse hasta un 30% la incidencia de las colisiones fatales con peatones.

Los métodos de ingeniería de calma de un tránsito han sido desarrollados en la convicción de que la calle es un espacio público muy valioso, que debe ser compartido por diferentes tipos de usuarios. Los planes de calma del tránsito han probado ser exitosos tanto en áreas urbanas como en suburbanas.

Los elementos reguladores de velocidad para calmar el tráfico suelen tener la forma de segmentos o sectores de muy escaso espesor que cruzan la calzada, distanciados de manera proporcional, o bien sectores elevados de altura regulada así como mesetas o tramos de textura corrugada. También se recurre a calzadas construidas con sucesión de curvas o con el agregado de elementos paisajistas.

Usados en combinación con otros planes, los elementos de calma del tráfico reducen el tráfico rápido donde es innecesario y colocan a todos los usuarios de la calzada en condiciones de uso seguro, calmo y confiable. Sin embargo, se tiende a colocarlos de manera inconexa, cubriendo necesidades puntuales, sin que aparezcan claramente agrupados de manera sistemática. No se los vincula a proyectos para evaluación y orientación del diseño técnico de los accesorios de calma del trafico.

Algo que preocupa en muchas comunidades es la inseguridad a que están expuestos los niños en su tránsito hacia la escuela. Este hecho debe considerarse una degradación de la calidad de vida

Uno de los problemas más directamente relacionados con él es la falta de veredas.

Cabe preguntarnos como es posible que los chicos no pueden ir caminando o en bicicleta a la escuela. Las ciudades inseguras para los peatones de corta edad generan también muchos viajes cortos extras, atestando con vehículos familiares y de transporte escolar las calles que rodean los establecimientos escolares.

Los peatones y ciclistas se están convirtiendo en componentes crecientes del tránsito y la planificación del transporte concede cada vez mas importancia a esos importantes componentes.

Los Códigos de Construcción y sus Reglamentaciones complementarias deberían considerar un conjunto progresivo de criterios para la provisión de veredas, incluyéndolas virtualmente en todo los nuevos barrios urbanos y suburbanos, especialmente en los lugares en los que existen escuelas.

Las mejoras deben incluir áreas seguras alrededor de las escuelas, mejores condiciones para los peatones en el centro de las ciudades y acceso a los peatones a las áreas de recreación y parques.

Se hace visible la necesidad de contar con oficinas técnicamente asistidas, dedicada al transporte no motorizado y los peatones. Dicho grupo especializado debería estar capacitado para proveer a los municipios con asesoramiento profesional, orientado a la comunidad, en los aspectos que hace a la infraestructura y la ingeniería.

Se requiere destinar una razonable cantidad dinero de los fondos de Vialidad para proveer bicivías y caminos peatonales, las que se incluirán en todo los casos en que se construyan, se reconstruyan o se reubiquen calles, caminos y autopistas. Además, en las calles y caminos de localidades suburbanas o rurales, las banquinas pavimentadas deben tener ancho de más de 1.20 metros en los lugares en que el tráfico es moderado o alto.

En las autovías urbanas se hace necesario colocar veredas así como cruces peatonales, islas para peatones y señales indicadores en las esquinas.

Las banquinas anchas tienen varias ventajas que favorecen el uso de las veredas y el tránsito peatonal. En los lugares donde el espacio esta muy comprometido, pueden ensancharse a expensas del ancho de la calle.

En los caminos suburbanos o rurales es muy importante la provisión de veredas, teniendo en cuenta que las velocidades de los vehículos son mayores y que, en la mayoría de los casos, no existen semáforos, lo que aumente el riesgo de accidentes.

Su importancia se hace mayor en lugares tales como establecimientos escolares, áreas comerciales, plantas industriales y, en general, todos los sitios que generen una concentración de peatones en sectores cercanos a la calzada.

La combinación de veredas con cordón y banquinas constituye una medida de importancia para mejorar la seguridad del tránsito peatonal.

Señalización, Prevención y Control.

Se hace necesario investigar sistemáticamente los lugares de mayor concentración de accidentes con peatones a lo largo del tiempo y estudiar y recomendar las más aptas para ser aplicadas en el lugar y llevadas a otras áreas con problemas similares.

Es importante una adecuada señalización en las áreas donde existen establecimientos educativos, reforzada con controles para asegurar la cooperación de los conductores con las disposiciones vigentes. Debemos admitir que la señalización vertical, en general, está presente, pero no es adecuadamente respetada por los conductores.

Entre las muchas alternativas posibles, las siguientes han probado ser eficientes en la mayoría de los casos (Ver Bibliografía)

  1. Reducir la velocidad de los vehículos desarrollando señales de límites de velocidad variable.
  2. Reducir el ancho de la calle en las esquinas, como una forma de limitar la velocidad vehicular.
  3. Proveer senderos en secciones riesgosas y, en particular, desarrollar formas genéricas de separadores.
  4. Proporcionar pavimentos con alto coeficiente de rozamiento, para aumentar las capacidades de frenado de los vehículos en los casos de superficies secas o húmedas e influir positivamente sobre el comportamiento de los conductores.
  5. Mejorar la información suministrada a los peatones en las señales de tránsito.
  6. Reducir los ciclos de tiempo de las señales permitiendo el acceso tardío de los peatones, extendiendo los tiempos de paso e instalar señales de advertencia intermitente en las intersecciones de alto riesgo, complementando las señales existentes.
  7. Instalar cercas u otro tipo de barreras para peatones en las cercanías de los ingresos y salidas de las posiciones señalizadas, para impulsarlos a cruzar en estos lugares en vez de hacerlo por zonas de alto riesgo.
  8. Desarrollar programas de publicidad bien elaborados para educar a los conductores acerca de los riesgos para los peatones en el cruce de calle, particularmente en zonas residenciales y comerciales.
  9. Colocar en el interior y exterior de los vehículos públicos mensajes dirigidos a lograr un comportamiento más seguro de los peatones y los conductores.
  10. Orientar la aplicación de sanciones hacia los comportamientos infractores de peatones y conductores en las ubicaciones de alto riesgo en las horas y días de la semana que se determinen.

Educación.

Es importante que nos preguntemos cómo hacer para que el peaton se comporte consistentemente con los riesgos que enfrenta cuando se desplaza por la calzada y se ajuste a las normas y reglamentaciones que los amparan.

Debemos hacerlo consciente de que su lugar de circulación exclusivo es la banda o senda peatonal trazada con esa finalidad. Que no debe desplazarse en o hacia otros sectores porque pone en serio riesgo su vida o la de otros.

La atención del conductor se dispersa en los numerosos riesgos que constituyen el movimiento normal de una calle urbana de denso tránsito. Logrando que los peatones se comporten correctamente, se facilita luego actuar sobre los conductores, advirtiéndoles de la necesidad de ser cuidadosos y estar muy atentos a la circulación de personas sobre la senda peatonal, es decir liberando al conductor de la sorpresa de encontrarse con peatones en el centro de la cuadra, llevándolo a un punto que le resulte más racional y entendible.

Es necesario que el peatón tome conciencia que su presencia en la calzada fuera de la senda que le ha sido asignada es una sorpresa para cualquier conductor, que no la tiene prevista ni esta obligado a preverla. Se le debe explicar con convicción y firmeza, en forma clara y madura, que su vida y su integridad física dependen exclusivamente de la conducta que él adopte en el momento en que decide abandonar la vereda y bajar a la calzada, es decir convertirse de paseante en peatón.

Debemos ser reiterativos en desarrollar en el peatón la conciencia de que es el componente más débil y desprotegido de los que circulan por la calzada. Que, sin importar a quien asiste la razón, es seguro que en toda colisión con un vehículo llevará la peor parte.

Las estadísticas indican que el mayor número de víctimas de accidentes de peatones está situado en los dos niveles extremos de edad. Se trata de los niños y los ancianos, cada uno de los cuales analizaremos brevemente en cuanto a sus mentalidades y sus recursos físicos.

Los especialistas coinciden en que es responsabilidad pura de las escuelas de los educadores de los clubes y de todos las organismos, entidades y instituciones que actúen con niños, el darles una formación estricta desde la edad temprana, enseñándoles claramente las reglas de conducta vial a que deben ajustarse.

No parece recomendable, por ejemplo, que se enseñe el comportamiento como conductores a los niños de muy corta edad. La información sobre señales debe reducirse a aquellas que los chicos deben conocer en su condición de peatones, no de conductores. Recordemos que no estamos preparándolos para algo que deberán confrontar dentro de 15 años, sino que es nuestra responsabilidad ser firmes y claros en la información sobre los riesgos reales que ellos enfrentan a su edad.

Los niños son victimados al cruzar la calle, jugar en la calle o entre automóviles estacionados y como pasajeros acompañantes de padres o mayores negligentes. Es pues allí donde debemos concentrar nuestra atención.

Si conseguimos una formación sólida de los niños desde el Jardín de Infantes, (Fig.1) seguramente podemos tener un resultado significativo en lo referente a su comportamiento frente a los riesgos del transito, y, fundamentalmente, su conducta social como futuros conductores, lo cual es mucho más importante que conocer en detalle las decenas de señales que aparecen en los folletos.

Los chicos varones reciben lesiones casi dos veces más que las niñas en accidentes peatonales. Los chicos de familias de menores ingresos son los que están expuestos al mayor riesgo. Los chicos debajo de los nueve años tienen poca conciencia de los riesgos de cruzar la calle.

Figura 1

En la nota El Niño como Peatón, de este mismo Sitio, expusimos ya algunos de los recaudos y sugerencias dadas por el Hospital de Niños de Wisconsin

Muy pocos niños debajo 8 años de edad pueden tener una noción clara y precisa de los riesgos que importa su comportamiento arriesgado o temerario. Y las principales razones para que ello ocurra son las siguientes:

Las clases de Seguridad Vial en los Jardines de Infantes y Escuelas deberían contemplar las siguientes recomendaciones

El otro extremo está representado por los ancianos. Las personas de edad con bajas reacciones, o limitaciones físicas de cualquier naturaleza deben ser conscientes de su indefensión frente a situaciones de riesgo en el tránsito. Las consecuencias de un accidente suelen ser mucho más graves porque sus huesos y tejidos han perdido elasticidad. En suma, pueden resultar muy afectado en el caso de un accidente con un automóvil.

Ese es el otro nivel o sector de la población en la cual es necesario realizar una significativa tarea educativa y de control.

Podemos presentar una lista de algunas sugerencias útiles para tener en cuenta:

Algunas causas frecuentes de accidentes viales con peatones resulta de la escasa visibilidad y la dificultad de pre-calcular la velocidad de un vehículo que se acerca.

Los accidentes nocturnos en las carreteras suelen producirse frecuentemente porque el caminante casi nunca tiene elementos o texturas reflectantes (los llamados ojos de gato, por ejemplo) en alguna parte de su vestimenta. Por esta misma razón es muy difícil para un conductor advertirlos y casi imposible cuando un conductor está encandilado por un vehículo que viene en sentido contrario.

Debido al aumento de las personas de más de 65 años tendremos que satisfacer sus necesidades especiales haciendo señales más grandes y proveer de tiempo de cruce más extensos principalmente por la noche. Estadísticas provenientes de los Estados Unidos indican que en el año 2000 se prevé un aumento de un 20% de la población de más 65 años de edad

Recomendaciones adicionales.

Nada de lo visto tendrá efecto si no logramos desarrollar en la comunidad el respeto por las Normas y los preceptos básicos de seguridad aprendidos en la escuela y a través de los medios.

Fotografia 1

En la fotografía 1 se advierte el desprecio de numerosos peatones por el uso de la senda peatonal. Se trata de una Avenida urbana de alto tránsito.

Fotografia 2

Observando la segunda fotografía (Foto 2) puede observarse que el esfuerzo e inversión de la autoridad vial (puente peatonal) no utilizado, con el riesgo de caer víctimas de un accidente, no parece alterar la tranquilidad de quienes cruzan la calzada por un lugar no autorizado, sin senda peatonal y dejan de usar el puente elevado, que aparece olvidado.

La educación y la exigencia del cumplimiento de las normas de tránsito son los caminos que deben aplicarse para evitar los comportamientos infractores y hacer mas seguros los desplazamientos de los peatones.

BIBLIOGRAFIA

GLOSARIO

Bicivia: neologismo con el que identifican calzadas o sendas para uso exclusivo de ciclistas.

Coeficiente de roce o de rozamiento: Valor adimensional que indica la relación entre la fuerza necesaria para iniciar y/o mantener el movimiento de un cuerpo respecto de la superficie sobre la que desliza y su peso.

Reflectante: Que refleja

Traffic calming: Términos del idioma inglés con los que se identifican los sistemas o métodos utilizados para moderar o reducir las velocidades en calles y rutas, o generar calma en el transito.